Cuantas ilusiones, cuantas promesas quedaron sin cumplir, llegaron como grandes estrellas y acabaron estrellados en el Expreso Decano, jugando más con el sentimiento del hincha que con la pelota en la cancha.
Así nos remontarnos al 2001, con Osvaldo Dominguez aún vigente en la directiva franjeada, trayendo a un tal Osman Lopez, quien allá por 1995 tuvo sus días de gloria con la seleccion Colombia. Llegó a nuestro pais en el ocaso de su carrera, dando más lástima que otra cosa en filas franjeadas.
Apenas iniciaba época negra en el Franjeado y un jugador de selección asomaba a Para Uno, se trataba del experimentado zaguero chileno Pedro Reyes, figura en Colo Colo de los años 90
Al año llegaron Carlos Galván y Walter Ribonetto quienes arrancaron bien pero por el camino se fueron descomponiendo, mostrando un nivel que si decimos discretos, somos bastante generosos, puesto que así como vinieron se acabaron yendo.
A renglón seguido presentamos al gran Edgardo Simovic, a quien lo trajeron porque le fue bien en Olimpia de Honduras y pensaron que como era homónimo del Rey de Copas paraguayo, podría resultar acá. Lo cierto es que duró 6 meses en el Franjeado, sin haber anotado un solo gol, para luego retornar al fútbol hondureño.
Si hablamos de atacantes es imposible dejar pasar a Danilo Peinado, el delantero que valía por 3 según Eduardo Delmas, presidente de la O en ese momento, pero quedó corto con su frase, ya que valía por 10 jugadores, si hablamos en cuanto a sueldo, porque en cuanto a juego, ni siquiera a medio gol llegó el uruguayo.
Siguiendo con la garra charrúa, aparece en escena Diego Scotti, considerado el Roberto Bonnet uruguayo, por su velocidad, que si bien lo tenía, nunca le supo sacar provecho, al menos en filas de la O.
Dicen los urguayos le suelen sentar bien al Decano, sin embargo, estos nombres que estamos pasando, demuestran que esa ecuación no es de las más exactas, pues si así fuera, no estaríamos hablando de Diego Perrone, quien llegaba con un impresionante curriculum, con recorrido internacional, pasando por México, Suiza, Grecia, incluso por Italia, hasta que vino a chocar en Paraguay y literalmente hablamos de chocar, porque se cansó de hacerlo, con uno y cada uno de los defensores rivales sin mucha productividad.
Y desde la tierra del vallenato y el café, Oswaldo (El NENÉ) Mackenzie, es otra de las joyas en Olimpia, jugador caracterizado por sus gambetas y lujos lejos con el detalle que lo hacía lejos del arco rival, por lo que no pesaba para nada en cancha.
Otro imposible de olvidar es Ebelio «El corsel Negro» Ordoñez. Llegó al Olimpia en el 2009, marco un gol ante Libertad en su debut, apenas iniciado el campeonato, con dos fechas disputadas, abandonó el barco, poniendo de excusa el que no se pudo adaptar al país.
Campeón con Argentinos Juniors de Argentina, en 2010 se sumaba Nicolas Peric, arquero de grandes voladas pero no atajaba una, asegurando que fue el Olimpia el que le perjudicó y no sus lamentables actuaciones.
Marcelo Recanate lo presentó como una estrella proveniente del São Paulo de Brasil, a Tiago Carletto el nuevo “Roberto Carlos”, pero entre lesiones y lesiones, apenas estuvo 6 meses en el club. Otro valor de la época fue el argentino Matía Donet, pero este casi no le hizo doler la cabeza a los olimpistas, porque casi no jugó luego, se pasó más por la enfermería que por la cancha.
Entre los casos más recientes, merece una distinción especial el ecuatoriano Jonathan “Speedy” González, proveniente del entonces finalista de América, Independiente del Valle, quien fue más rápido en irse del club que correr en la cancha.
